lunes, 30 de noviembre de 2009

Hermoso Titicaca




Un experto ha pronosticado que en el año 2030, el lago Titicaca se dividirá en tres partes por efectos del cambio climático. Yo espero que esto no suceda, porque sería una lástima que este hermoso lago termine así por el descuido que le damos al planeta.

El lago Titicaca por donde lo mires es impresionante. Hace algunos años estuve en July, un distrito de la provincia de Chicuito y desde ese lado su belleza es singular. El reflejo del sol sobre sus aguas y el atardecer son espectáculos, que la población que vive en torno a él tiene el privilegio de contemplar diariamente.






El lago reúne un total 36 islas, pero en el lado peruano hay tres destinos que conocer: las islas de los Uros, Taquile y Amanti. Las “Islas Flotantes” de los Uros son un conjunto de islas hechas por sus habitantes. Para llegar allí abordas una lancha a motor en el muelle lacustre de Puno. El viaje dura unos 20 minutos.

Me impresionó mucho ver como la población va tejiendo su propia isla con una técnica antigua a base de totora, que es la paja liviana e impermeable que crece en el lago. Caminar sobre esta enorme balsa flotante es sensacional.

Aunque el sol está presente en todo momento, se siente un poco de frío, por ello, hay que abrigarse un poquito cuando uno se dirige hasta allá. Una vez que llegas, los pobladores te reciben con una sonrisa, ellos conservan sus costumbres y visten su atuendo típico. Los hombres llevan pantalón negro y camisa blanca con chaleco negro y chullo, mientas que las mujeres lucen sus polleras de vivos colores.

Los habitantes son muy amables y dialogan contigo. Allí tuve la oportunidad de conocer a Sara, una joven de 27 años que me contó alguna de sus costumbres. Ellas se levantan muy temprano para atender a la familia y recibir a los turistas; y que a pesar de estar tan cerca de Puno, ella no conoce más allá de los límites de su isla.

Los Uros ofrece a los turistas artesanías diversas y algunos alimentos como pescado frito.
Incluso, los visitantes podemos dar un paseo en una barca hecha de totora por los alrededores.


La experiencia es maravillosa y vale la pena visitar Puno, por supuesto, tomando las precauciones para que la altura no te juegue una mala pasada. Hasta la próxima.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Cusco parte II


Machupicchu



Y llegó el día esperado, conocer la ciudadela de Machupicchu. Tras abordar el último tren en Ollantaytambo, llegué a Aguas Calientes. Al día siguiente había que estar muy temprano en la estación de buses. 



Si uno quiere subir al Wayna Picchu hay que llegar a las 4 de la mañana para abordar los buses, si no a las 5 es buena hora. Los guías recomiendan ir temprano para estar más tiempo en la ciudadela y poder disfrutar de los paisajes, hacer fotos y descansar en la explanada del parque.
A la seis de la mañana, uno ya está en la puerta de control para el ingreso a Machupicchu. Nuevamente volvemos a hacer cola, que avanza rápido pese a la cantidad de personas que están en la fila. Si eres peruano es imprescindible llevar el DNI siempre, porque solo así pagarás la tarifa para peruanos.





Recorrido
Para ingresar al santuario, se sube por un sendero de escaleras labradas en piedra, a través del cual se llega a la zona más famosa, aquella donde todo el que lo visita se toma la foto de rigor, esa con una vista panorámica de la ciudadela que ya es mundialmente conocida. Desde ese punto, se aprecia la belleza y grandeza de Machupicchu. 

 
Luego, se desciende hasta la zona agrícola, donde encontramos colcas o almacenes, así como su sucesión de andenes o terrazas usadas para cultivo.
La puerta de ingreso al santuario se encuentra en el sector Alto o Hanan, una vez que se cruza, uno observa  recintos llamados “Callancas”,  en los que se cobijaba a los visitantes que llegaban a la ciudadela.




En total son 15 las zonas, sectores y complejos, que el guía describe al detalle: El recinto del guardián, la zona agrícola oeste, el sector de los Templos, el Templo de las tres ventanas, el Observatorio Astronómico “Intiwatana”, la Plaza Principal, el Torreón, las Fuentes, el Templo del Cóndor, los recintos principales, el Grupo de las Tres Portadas, la Roca Ceremonial, además de la puerta principal de acceso, la zona agrícola y las Qolqas.

Chacanas, llamas y cóndores
Una de las más importantes zonas de la ciudadela inca es la Plaza de los Templos. Aquí hay dos templos mayores en los que se aprecian piedras de gran tamaño. Sobresale el Templo de las Tres ventanas y el enigmático signo escalonado inca tallado en una enorme piedra, que con su sombra se completa la figura de una chacana.



 
El Templo Mayor también está formado por piedras de gran tamaño. Aquí también hay una escultura de piedra que representa a la constelación de la Cruz del Sur, cuya sombra en el Solsticio de invierno (21 de junio) toma la forma de la cabeza de una llama bebiendo agua.
Uno de los lugares más esperados por los visitantes y el más enigmático es la Plataforma Superior de la Pirámide del Intiwatana, donde se encuentra la gran piedra tallada Intiwatana, que significa “donde se ata al sol”, y símbolo de Machupicchu. A este monumento pétreo se le atribuyen características espirituales y energéticas.





El recorrido a la ciudadela dura hora y media, y termina en la Plaza Central a pocos metros de la Roca ceremonial. Por allí se encuentra la puerta de ingreso para ascender al Waynapicchu, solo si te anotaste al ingreso a la ciudadela.

Texto y fotos: Mary F.




lunes, 16 de noviembre de 2009

Cusco: Parte I

Este es un post enviado por una amiga que visitó recientemente la ciudad del Cusco. Aquí su relato sobre el complejo arquitectónico de Ollantaytambo.

Ollantaytambo, ciudad viviente


Desde la parte baja del conjunto arqueológico de Ollantaytambo una se siente increíblemente pequeña. No solo por las grandes dimensiones del complejo sino porque los bloques pétreos de gran tamaño que lo conforman fueron colocados con tal precisión, que parece increíble que haya sido hecho por hombres de la época.
Esta construcción se ubica en el pueblo del mismo nombre, Ollantaytambo, a 75 kilómetros de la ciudad del Cusco. Es el penúltimo pueblo que visitan los turistas que vienen de la capital Imperial, camino a la ciudadela de Machupicchu.


Ollantaytambo es la única ciudad del incanato en el Perú, que está habitada por los descendientes de los nobles cusqueños, que viven en las mismas construcciones que sirvieron de vivienda a sus antepasados. Por este motivo y porque el pueblo mantiene la estructura original desde su fundación, se le llama la ciudad viviente. Incluso sus habitantes todavía practican el Ayni, que es el trabajo comunitario en beneficio de uno de ellos.






El complejo
Por su ubicación estratégica, se cree que Ollantaytambo tuvo fines militares, pero también religiosos, administrativos y agrícolas. El ingreso se hace por una puerta llamada Punku-punku, y al recorrer sus recintos se sube aproximadamente unos 400 metros.
Una vez ubicado en el punto más alto de esta construcción, se puede observar toda la belleza del valle, un cerro que con un poco de imaginación se puede ver el perfil del inca con su corona, otro donde se ve el rostro del dios Wiracocha y el pueblo que se encuentra abajo.
Parte de sus instalaciones la conforman una cantidad de andenerías ubicadas a los lados de las edificaciones principales. Según los investigadores, estas no fueron construidas con fines agrícolas sino como soporte de los templos que se levantaron allí.
Ollantaytambo fue un “Tanpu”, término quechua que españolizado se conoce como “Tambo”. Así se denominaba al lugar que ofrecía albergue, alimentación y comodidades a los viajeros. Además, se cree que permitía el control de las vías de acceso hacia el “Antisuyo” (selva) y como protección del Cusco de los ataques de los “Antis”, sus peores enemigos.



Recorrer esta fortaleza toma al visitante un par de horas, tiempo en que escucha las descripciones de los guía y se embelesa al admirar las edificaciones de piedra finamente trabajadas por las manos de los antiguos peruanos.






Texto y fotos de Mary F.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La contaminación en Puno



Esta vez no quiero hablar ni de viajes, ni de los impresionantes lugares que tiene el Perú para visitar. Ahora hago un alto para contar una experiencia que tuve en el distrito de Azángaro, en Puno.

Se trata de la contaminación de la cuenca del río Ramis, producto de la minería ilegal que se realiza en el distrito de Ananea, ubicado en la provincia de San Antonio de Putina. Es decir, las personas que se dedican a la minería ilegal vierten residuos tóxicos al río ocasionando turbidez en el agua, contaminándolo e impidiendo el desarrollo de la vida en el mismo.

Conocía de la existencia de este tipo de actividades en muchos lugares de nuestro país, pero ahora que he visto los estragos que está causando en el medio ambiente, en especial en este río que alimenta al lago Titicaca, es que alzo mi voz de protesta.

Estuve en Azángaro por una invitación de mi amigo Justino, que me mostró la ciudad y me llevó hasta la zona del río. Allí mi amigo me explicó que la minería informal o ilegal como también la llaman ha dañado el ecosistema del río.

 



Los desechos que se vierten en él no tienen ningún tratamiento y han ocasionado su progresiva contaminación en varios distritos que se ubican a la largo de este río como Ananea, Crucero, San Antón, Calapuja, Achaya, entre otros lugares, según pude indagar.

Lo peor de todo es que la gente que se dedica a estas actividades no se da cuenta del daño que hacen al medio ambiente. Amparándose en que es la única forma de subsistencia, contaminan la zona sin el menor remordimiento.

Justino dice que ha habido enfrentamiento entre los agricultores y mineros en Azángaro porque como contaminan el agua del río, los que se dedican a la agricultura ya no tienen cómo regar sus sembríos.

La situación en esta zona es preocupante y ya es tiempo que las autoridades tomen medidas para solucionar este problema que afecta al Ramis, un río que alimenta al lago Titicaca, con el inminente peligro de dañarlo.

martes, 3 de noviembre de 2009

La huaca del Sol y de la Luna



Por motivos de trabajo volví la semana pasada a la hermosa ciudad de Trujillo y un amigo me pidió que lo acompañe a la Huaca del Sol y de la Luna. Yo visité estos monumentos arqueológicos hace varios años, así que aproveché para hacer algunas fotos con mi cámara digital.
Estas ruinas están a diez kilómetros al sur de la ciudad de Trujillo, aproximadamente 15 minutos de viaje. Uno puede contratar un tour que no solo te lleva a este lugar sino también se incluye en el paseo la playa Huanchaco, Chan Chan y el Complejo arqueológico El Brujo.
También se puede ir por cuenta propia. Abordas un bus local o un taxi que te lleve hasta el lugar y allí compras el boleto de ingreso.
Los Templos del Sol y de la Luna son enormes edificaciones de adobe construidas por los antiguos Mochica en el siglo V. Estos restos arqueológicos están formados por innumerables tumbas y murales polícromos en los cuales se representa a su deidad. En estos murales también se representa escenas de su vida diaria.
Ambos templos se complementaban uno al otro. Según el guía que nos hizo la descripción del lugar, uno era un centro administrativo (Sol) y el otro religioso (Luna). Ambas construcciones están separadas por una explanada de 500 metros, donde se conserva bajo tierra el centro urbano que albergó a la élite moche.
Los mochicas realizaban sacrificios humanos por sus creencias religiosas que estaban muy arraigadas en el pueblo, el cual dependía de las fuerzas del sol, las montañas, el mar, los vientos, los ríos, las lluvias y la tierra para poder vivir. Incluso las personas que fueron sacrificadas eran guerreros profesionales que pertenecían a la misma etnia moche.
Desde 1997 se han hecho muchas modificaciones en las afueras del complejo. Ahora cuentan con un centro de visitantes donde los turistas nacionales y extranjeros pueden descansar antes y después de iniciar el recorrido del monumento arqueológico. En este centro hay cafetería, sala de videos, tienda de recuerdos, mercado de artesanos, entre otros servicios.
También se puede saborear la exquisita comida norteña que ofrecen las ferias gastronómicas de la zona.
Hasta la próxima.

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Periodista de profesión y viajero por vocación. Me dediqué al periodismo, pero cansado de cubrir noticias negativas decidí darle un giro a mi carrera. Aquí en este blog encontrarás historias de mis viajes, experiencias y anécdotas, que espero disfrutes y, sobretodo, te inviten a tomar tus maletas para conocer nuevos destinos.

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